La fiesta fue un rollo. Salió fatal. La comida, una caca; se terminó la bebida prontísimo; la mitad de la gente no vino y la mitad que vino eran la más aburrida; el equipo de sonido se estropeó nada más empezar; no paró de llover.
Eso es lo que le escribí a mi hermana pequeña, que no pudo venir a la fiesta y me hizo prometerle que no lo pasaríamos demasiado bien. Dicho esto, lo cierto es que fue un fiestón, una fiesta fantástica, fantástica, que diría Raffaella.
No miento cuando digo que se acabó la bebida. Hubo que salir dos veces a comprar gaseosas y, haciendo un recuento, al final nos bebimos cincuenta botellas de champán, tres de vodka, dos de ginebra, una de güisqui y otra de ron y veinticuatro latas de cerveza. Éramos unos ochenta; faltó gente, incluso algunos cancelaron al último momento, y aparecieron unos cuantos "amigos de amigos", no previstos en principio, que aportaron su nota de color.
Mi selección musical funcionó a medias, pero funcionó. Mi casa no tiene el equipo de sonido de un bar y, después de la tarta, la gente empezó a mangonear la música, hasta que terminaron enchufando sus iPods. Curiosamente, no me importó nada. Porque cuando pasó eso, la fiesta ya había tomado vida propia y era un caos divertidísimo, en el que todo el mundo hablaba con todo el mundo. Ese caos propició que algunos ligaran, mi amigo el ex-Presidente del Gobierno dice que, por momentos, era como una sauna, con ropa, chicas y champán, pero como una sauna. Hasta hubo sexo en el baño. Vamos, un éxito. Además, bailamos, que era de lo que se trataba.
Recibí regalos. Un mapamundi polar del siglo XVIII fabuloso; un abanico pintado a mano, que no creo que se me hubiese ocurrido comparar nunca, pero que me gusta mucho; unos cuantos libros (The Disco Files 1973-78, una historia sentimental de Venecia, un recetario de asados) y cremas, muchas cremas. También terminaron apareciendo un imán de nevera en forma de paella, una flamenca y un abanico de fallera, con el que pienso completar mi disfraz de Halloween este año (¿puede haber algo más terrorífico que una fallera en Londres?).
Estoy muy contento de haber cedido a la presión de hace unos meses para que organizara la fiesta. No fue la fiesta ni que había organizado, ni imaginado, pero a esta altura de mi vida, ya tengo bien aprendida la lección de que you can't always get what you want, you get what you need, como dice la única canción buena de los Stones, que, como ya escribí aquí una vez, impera sobre la mejor parte de mi vida.
Estoy contento, además, de que haya pasado mi cumpleaños, de tener ya cuarenta y poder dejar de preocuparme por eso. Ahora puedo ocuparme de otras cosas. Bring it on!
Eso es lo que le escribí a mi hermana pequeña, que no pudo venir a la fiesta y me hizo prometerle que no lo pasaríamos demasiado bien. Dicho esto, lo cierto es que fue un fiestón, una fiesta fantástica, fantástica, que diría Raffaella.
No miento cuando digo que se acabó la bebida. Hubo que salir dos veces a comprar gaseosas y, haciendo un recuento, al final nos bebimos cincuenta botellas de champán, tres de vodka, dos de ginebra, una de güisqui y otra de ron y veinticuatro latas de cerveza. Éramos unos ochenta; faltó gente, incluso algunos cancelaron al último momento, y aparecieron unos cuantos "amigos de amigos", no previstos en principio, que aportaron su nota de color.
Mi selección musical funcionó a medias, pero funcionó. Mi casa no tiene el equipo de sonido de un bar y, después de la tarta, la gente empezó a mangonear la música, hasta que terminaron enchufando sus iPods. Curiosamente, no me importó nada. Porque cuando pasó eso, la fiesta ya había tomado vida propia y era un caos divertidísimo, en el que todo el mundo hablaba con todo el mundo. Ese caos propició que algunos ligaran, mi amigo el ex-Presidente del Gobierno dice que, por momentos, era como una sauna, con ropa, chicas y champán, pero como una sauna. Hasta hubo sexo en el baño. Vamos, un éxito. Además, bailamos, que era de lo que se trataba.
Recibí regalos. Un mapamundi polar del siglo XVIII fabuloso; un abanico pintado a mano, que no creo que se me hubiese ocurrido comparar nunca, pero que me gusta mucho; unos cuantos libros (The Disco Files 1973-78, una historia sentimental de Venecia, un recetario de asados) y cremas, muchas cremas. También terminaron apareciendo un imán de nevera en forma de paella, una flamenca y un abanico de fallera, con el que pienso completar mi disfraz de Halloween este año (¿puede haber algo más terrorífico que una fallera en Londres?).
Estoy muy contento de haber cedido a la presión de hace unos meses para que organizara la fiesta. No fue la fiesta ni que había organizado, ni imaginado, pero a esta altura de mi vida, ya tengo bien aprendida la lección de que you can't always get what you want, you get what you need, como dice la única canción buena de los Stones, que, como ya escribí aquí una vez, impera sobre la mejor parte de mi vida.
Estoy contento, además, de que haya pasado mi cumpleaños, de tener ya cuarenta y poder dejar de preocuparme por eso. Ahora puedo ocuparme de otras cosas. Bring it on!
9 comentarios:
Sólo puedo articular que se me llevan los demonios, que no me la habría perdido por nada del mundo y que me la perdí. Que me aterra la idea de que el sexo en el baño fuese heterosexual. Que tampoco bebisteis tanto, la verdad. Y que felicidades, divino.
Chico, el sexo es sexo. Lo importante es que la gente folle y haga el amor. Total.
Siento que te la perdieras. Una de las mejores cosas de la fiesta fue ver junta y conectada a toda esa gente distinta, que forman parte de mi vida, pero que no tenían ninguna conexión anterior. Divino.
No es compensación, pero en febrero desciendo sobre WDC durante una semana entera.
Parlem.
Hola S
MUCHAS FELICIDADES. Efectivamente, lo mejor de cumplir 40 es que ya no lo piensas más; a diferencia, al menos en mi caso, de lo que sucede cuando cumples 39
Qué envidia de fiesta, me habría encantado ir. Entiendo totalmente a tu hermana, pero me alegro de que lo celebrases por todo lo alto. Si te vistes de fallera te prometo que me planto en London en Halloween. Muchos besos y feliz década
Notorious
Si, bailar es de lo que se trata. No hay nada peor que una fiesta en la que la gente no baile. Ya puede estar buena la comida, ya pueden ser ideales los invitados, la música magnífica y el sexo continuo en cualquier estancia. Si no hay baile, no hay ná. Promete que pondrás una foto de fallera jalowinera, o dos.
Y sobre todo, FELICIDADES!!!!
40 besos como 40 soles (de otoño). A mi me quedan dos meses escasos para los 41....
Gracias por lo comentarios.
Notorious, te lo hubieses pasado bien. Había mucha gente normal. Los últimos meses de los 39 fueron malillos. Ahora, he recuperado la energía; me suele pasar en otoño, después de mi cumpleaños. Tiene una explicación horoscópica.
Además, he bajado una talla de vaqueros. Quepo en una 29, aunque me aprieta -sobre todo los muslos- y no tengo demasiada libertad de movimiento.
El baile, totalmente de acuerdo contigo, theodore, es el elemento central y fundamental de una fiesta que se precie. Cuanto más grande, más importante es. Una de mis profesiones frutradas es la de pincha. Sería buenísimo. No me quito de la cabeza la idea de conprarme unos platos y hacer mezclasy compilaciones. No sería un mal autorregalo de Navidad
Me inquieta tu comentario "te lo habrías pasado bien. Había mucha gente normal". Joé, no lo había dudado, quitando tu poco frecuente pinta de jugador de polo argentino, te considero bastante normalito...
No sabía que eras horoscopero. Yo me jacto de decir que es una gilipollez (olé, viva el respeto a las ideas ajenas), porque soy tal signo, y G. también el mismo, y somos totalmente diferentes. Entonces viene el tipico listillo y dice "es q lo que importa es el ascendente". Y ahí estoy, bloqueada, porque mi madre no tiene ni idea de a qué hora nací, nos dice a todos los hermanos la misma. Y pedir una partida de nacimiento para saber mi ascendente... ¿cómo voy a hacer eso si no me lo creo?
Te lo habrías pasado bien, porque fue una fiesta muy divertida y variada, y no había gente estirada.
¿Jugador de Polo argentino? Por lo de bajito y porteño, ¿no? Es la primera vez que me dicen algo así. Gracias.
Yo creo y no creo. Los horóscopos tienen una función preformativa, de decirle a la gente cómo son y cómo tienen que ser. Son totalmente culturales o todos los que hay son el mismo. En el país en el que vives hay una haciendo caja a costa del horóscopo babilónico, del que, de hecho, no se sabe tanto (la tía se lo inventa y le sale bien, "ay babilonio que mareas, ay va, ay va, ay vámonos p'allá".
Lo de la talla 29 me tiene consumido... Y menos mal que los últimos meses de los 39, con escalas en Ibiza, Menorca, Moscú y bastantes ortos sitios que se me olvidan, fueron malos. Perra.
No te preocupes, en cualquier momento vuelvo a engordar. Con todos los viajes que tengo ahora, ni gimnasio, ni dieta. Ayer, cené una fondue bourguignon con frites. No me quedó más remedio.
La palabra clave de tu comentario: "orto".
Qué malo es el noticioso de TVE Int.
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