La primera canción que escuché al llegar fue "Perlas Ensangrentadas", justo al salir de la terminal y oler a Madrid en verano.
En el tren a Atocha, viajaba la hermana pequeña de Bibi Andersen. Tienen la misma voz.
En la plaza del Reina Sofía, el olor del verano se mezclaba con el de fritanga. Me paré a desayunar unos churros.
Estoy en Madrid. He llegado.
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