Escribo para mi mismo. Porque he descubierto el placer de releer las entradas para recordar mejor lo que vi y sentí. Escribo para relatarme mi vida a mi mismo. Esto supone que, como si fuera un papel pintado mal encolado a la pared, lo que aquí relato se despega ocasionalmente de lo realmente vivido y forma burbujas, con las que se adapta esa realidad a la lógica del relato, más que al caos ilógico y nunca lineal de la vida vivida. Por eso, en consecuencia, transformo los hechos en un relato y a quien menciono, y a mi mismo, en personajes de un pliegue de la realidad, sin por ello dejar de ser sincero.


miércoles, 24 de abril de 2013

Mochila

Viajo con una mochila y no con una maleta. Una mochila que ya era casi demasiado pequeña al empezar el viaje y que me exige maña y paciencia para que todo me quepa.
Podría haber cogido una maleta, no hay muchas ocasiones en las que se verdad necesite cargar con mis cosas al hombro.
Sin embargo, la mochila es más un estado de ánimo que una necesidad. Cuando me toca cargarla, me siento ligero y sin límites. Soy menos un turista y más un viajero (diría caminante, pero tantos años y vueltas después, casi me resulta cursi la referencia a Machado y Serrat).
Al mismo tiempo, como el viaje es tan emocional como geográfico, una mochila con sólo lo "esencial" (no haré la lista de lo que llevo, porque entraríamos a discutir si una hidratante es esencial), me permite ir dejando por el camino las partes de mi vida que no me llevo a Madrid. Es, claro, un proceso triste y de duelo. Ayer, cuando iba de camino al aeropuerto de Melbourne, sonó esta canción en la radio, y no pude dejar de pensar que, más allá de lo que pase en el futuro, ya no tendrá del todo sentido: www.dailymotion.com/video/x27atk. Evidentemente, es parte de un proceso, que me devolverá a Madrid más ligero, aunque cargado con los recuerdos.
De Melbourne, Sidney (llegué ayer, domingo) y las Blue Mountains (donde duermo esta noche de lunes), hablaré en la próxima entrada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta la canción .... y adoro las pintas de Mills.
Te quiero,
L