Suelo tener una actitud crítica, irónica y de cierta distancia ante las noticias políticas e internacionales, creo que, en parte, por mi profesión. Sin embargo, estos días participo en la esperanza y alegría de ver a Barack Obama como Presidente de Estados Unidos. Todo esto me hace recordar una conversación con mi madre, hace tiempo, sobre cómo se sintió con la toma de posesión de John Kennedy y con su asesinato.
No me gusta la comparación entre Obama y Kennedy. No por el asesinato, sino porque Kennedy, con todas sus promesas, fue el Presidente de Bahía de Cochinos y la escalada en Vietman. El Kennedy que prefiero recuperar es posterior y trágico en su ausencia: es su hermano Bobby, es Jackie O., es John John.
En estos días, comparto la alegría y la esperanza, y también comparto el alivio de ver marcharse a Darth Vader y su mono. En su última rueda del prensa, el mono dijo algo así como que la Historia lo juzgaría. La frase me hizo recordar a la usada por algún dictador latinoamericano al jurar el cargo de Presidente que ha usurpado. De hecho, recuerdo escucharle decir a Videla que, si no cumplía con las obligaciones del cargo, "Dios y la Nación me lo demanden". Es decir, no en unas elecciones, no unos jueces. A Videla, al final, lo juzgaron los jueces -no por todo, pero sí por parte de sus abusos.
Tal vez, el mono se libre de ser juzgado por su "casi-década ominosa". Seguramente, Darth Vader también. Pero, sin por ello dejar de concentrarnos en el futuro, no hay que olvidarlos. En Europa, se suele tratar al mono de idiota. Hubo una época que yo también, porque era una forma de explicar lo que pasaba y, al mismo tiempo, desahogarse. Pero he terminado por convencerme de que no es idiota -y Darth Vader menos. Todas las mentiras, los abusos y el caos fueron decididos y elegidos racionalmente: Porque no son idiotas, sino que son malos. La mueca risueña del mono no refleja pocas luces, sino que se está riendo de nosotros.
En el año 76, en vísperas del golpe de Estado, muchos argentinos decían que mejor que Isabelita sería incluso el diablo, que es quien llegó en marzo. No sé qué pasó en el 2000, no sé si los convocamos o simplemente fueron capaces de maniobrar hasta llegar al poder, pero nos dejan a todos, empezando a los ciudadanos que debían servir, peor de lo que estábamos.
Ahora, nos toca demostrar que podemos estar a la altura de las promesas y exigir a los que elegimos que también lo estén. Tenemos la esperanza. Tenemos la alegría. ¡Manos a la obra!
No me gusta la comparación entre Obama y Kennedy. No por el asesinato, sino porque Kennedy, con todas sus promesas, fue el Presidente de Bahía de Cochinos y la escalada en Vietman. El Kennedy que prefiero recuperar es posterior y trágico en su ausencia: es su hermano Bobby, es Jackie O., es John John.
En estos días, comparto la alegría y la esperanza, y también comparto el alivio de ver marcharse a Darth Vader y su mono. En su última rueda del prensa, el mono dijo algo así como que la Historia lo juzgaría. La frase me hizo recordar a la usada por algún dictador latinoamericano al jurar el cargo de Presidente que ha usurpado. De hecho, recuerdo escucharle decir a Videla que, si no cumplía con las obligaciones del cargo, "Dios y la Nación me lo demanden". Es decir, no en unas elecciones, no unos jueces. A Videla, al final, lo juzgaron los jueces -no por todo, pero sí por parte de sus abusos.
Tal vez, el mono se libre de ser juzgado por su "casi-década ominosa". Seguramente, Darth Vader también. Pero, sin por ello dejar de concentrarnos en el futuro, no hay que olvidarlos. En Europa, se suele tratar al mono de idiota. Hubo una época que yo también, porque era una forma de explicar lo que pasaba y, al mismo tiempo, desahogarse. Pero he terminado por convencerme de que no es idiota -y Darth Vader menos. Todas las mentiras, los abusos y el caos fueron decididos y elegidos racionalmente: Porque no son idiotas, sino que son malos. La mueca risueña del mono no refleja pocas luces, sino que se está riendo de nosotros.
En el año 76, en vísperas del golpe de Estado, muchos argentinos decían que mejor que Isabelita sería incluso el diablo, que es quien llegó en marzo. No sé qué pasó en el 2000, no sé si los convocamos o simplemente fueron capaces de maniobrar hasta llegar al poder, pero nos dejan a todos, empezando a los ciudadanos que debían servir, peor de lo que estábamos.
Ahora, nos toca demostrar que podemos estar a la altura de las promesas y exigir a los que elegimos que también lo estén. Tenemos la esperanza. Tenemos la alegría. ¡Manos a la obra!
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