Escribo para mi mismo. Porque he descubierto el placer de releer las entradas para recordar mejor lo que vi y sentí. Escribo para relatarme mi vida a mi mismo. Esto supone que, como si fuera un papel pintado mal encolado a la pared, lo que aquí relato se despega ocasionalmente de lo realmente vivido y forma burbujas, con las que se adapta esa realidad a la lógica del relato, más que al caos ilógico y nunca lineal de la vida vivida. Por eso, en consecuencia, transformo los hechos en un relato y a quien menciono, y a mi mismo, en personajes de un pliegue de la realidad, sin por ello dejar de ser sincero.


miércoles, 11 de noviembre de 2009

Stanwyck

Cuando empecé este blog intermitente, pensaba que iba a escribir mucho de cine. Pero, salvo aquí y aquí, nada.

Hubo una época de mi vida, bastante larga -de los 15 a los 23-, en la que el cine fue mi mejor amigo y ocupaba mucho de mi tiempo. Iba mucho al cine, sobre todo solo. A cualquier hora. Muchas veces, como alternativa a salir de copas, para lo que hacía falta tener unos amigos que no tenía. El cine es la afición de los chicos solitarios.

Sin embargo, a diferencia de la música, que sigue tan presente como entonces, el cine ya no lo está con la misma intensidad. Dejé de ir al cine. En parte, porque pasé unos años de vida retirada -"ora et labora"-; en parte, porque hice amigos y, en paralelo, me iba encontrando conmigo mismo.

Ir al cine era puro escapismo; dejar de ser y vivir la realidad, e intercambiarlo por algo mucho mejor. Como se suele decir que era la función de los musicales Rogers-Astair y el "cine de teléfono blanco" del fascimo y la posguerra italianos. "La Rosa Purpura del Cairo".

No sólo iba mucho al cine, sino que terminé siendo un aprendiz de brujo. De los multicines de la Vaguada, pasé a los multicines de Mesón de los Heros y, de ahí, a mi fase definitiva, a la Filmoteca, justo en su época trashumante (Reina Sofía, Cine Infantas -hoy día el Dia de la calle Infantas-, la actual Sala Heineken, que yo no sé cómo se llamaba), antes de llegar al cine Doré.
Recuerdo perfectamente las dos películas que propiciaron mi conversión: "Undercurrent", un drama ejemplar de la mejor época del cine de estudio, sólo posible porque lo interpretan Katherine Hepburn, Robert Mitchum y Robert Taylor, y "The Lost Horizon" de Capra, su
película incomprendida, porque no responde al modelo de comedia de costumbres americana.
Vi muchísimos cine de los 30 y 40, y cine mudo y cine del final de los estudios, sobre todo cine norteamericano, pero también el cine europeo clásico y del clacisista de la "nouvelle vague".

Aprendí mucho de ese cine, que sigue siendo mi preferido. Por eso, cuando me tocó elegir un pseudónimo, elegí Stanwyck, por seguir la idea de mi admirada Breckenridge de usar un apellido "femenino" y por la escena final de "Stella Dallas", en la que Bárbara Stanwyck, feliz de poder haber visto, desde la calle, la (buena) boda de la hija a la que renunció, camina llorando y orgullosa bajo una lluvia torrencial. Me sigue emocionando hasta las lágrimas.

Es ese cine el que más me gusta ver, casi siempre en casa, aunque sigo haciendo mis escapadas a la Filmoteca de guardia ("Pandora" y "Cristina de Suecia", no hace mucho). Al cine voy poquísimo. A mi querido Breckenridge le gusta decir que la TV vive un época de oro, lo que es cierto. Creo que la razón de que la ficción en la TV sea tan buena o, mejor dicho, que haya tan buena ficción en la TV, es que se ha transformado en la forma de entretenimiento de los adultos. Cuando yo era pequeño, los niños veían la TV y los adultos iban al cine. Esos niños de la tele, cuando se hicieron adolescentes y empezaron a ir al cine, propiciaron un cambio de temas y estilos, establecieron nuevas pautas de consumo de cine, que empezó a parecerse a la TV que ellos miraban, en forma y fondo. El cine de la gran época de los estudios era un cine para adultos. Recuerdo ser pequeño y "vestirme para ir al cine", cuando me llevaba mi abuela, porque se trataba de un acontecimiento; ¡qué bien lo describe Allen en "Radio Days"!

Hoy, los adultos vemos la TV y nos gusta ver ficción en la TV, mientras los niños y adolescentes ven tele-realidad y pasan de la ficción -de hecho, yo creo que ven menos TV que antes, porque se han pasado a otras pantallas-, pero siguen yendo al cine.

Otra manifestación de ese cambio generacional y de patrones de consumo, a mi parecer, es que en nuestros días es posible para los actores pasar de la TV al cine e incluso intercalarlos. Antes, la TV era el refugio de los olvidados del cine (la propia Barbara Stanwyck en "The Big Valley", que no sé si se llegó a emitir en España; en la Argentina, sí y era una de mis series favoritas, por encima de "Bonanza"). Claro que se siguen haciendo películas para adultos, pero son las
menos, las que menos dinero dan. Dan premios, pero poco dinero.

Me he ido por los Cerros de Úbeda, con mi sociología de alpargatas, pero he explicado el por qué de Stanwyck y he declarado mi amor nostálgico por el cine, que era lo que quería contar en esta
entrada. No creo que, como pensaba al empezar a escribir este blog intermitente, vaya a escribir del cine clásico, explicando por qué hay que ver, o por qué vi, "The Crowd", "Sunrise", "La Nuit
Américaine", "Surcos", "Imitación a la Vida" o "Qué el Cielo la Juzgue". Podría, al hacerlo, contar una anécdota, un sentimiento de esa época, pero tampoco conviene agitar demasiado algunos recuerdos agridulces.

10 comentarios:

Squirrel dijo...

Tu blog, que cada vez es mejor, a veces me asusta, porque describes en parte lo que ha sido mi vida. "El cine es la afición de los chicos solitarios". Cuando yo estudiaba iba una media de 4 veces a la semana al cine. Mi favorito era el Cine Regio, en Cuatro Caminos (hoy Renoir, al menos no es un Día, no sabía lo del Infantas, Chueca debería cambiar el nombre a Cloaca), porque el autobús de la facultad me dejaba en 4 Chemins. Cada día había un programa doble distinto y allí lo he visto todo, o casi todo. También iba mucho por el Bogart, en Cedaceros, un edificio además precioso, de estilo regionalista, hoy abandonado y cerrado a cal y canto. Tuve una etapa Filmoteca, pero no me duró mucho. Recuerdo con fervor "You're a big boy now", una de las primeras de Coppola, que no existe en DVD por cierto. Mi último viaje a la Filmoteca fue hará unos cuatro añosa ver "Imitación a la Vida" en pantalla grande. Fui con uno de mis mejores amigos, aparcamos en la Plaza de Santa Ana y un señor mayor nos dio la enhorabuena por haber encontrado sitio. Íbamos con el tiempo justo y fuimos corriendo hasta el Doré, donde esperaba mi chico. Le demostré a mi amigo, que está cachas, que no estoy en tan mala forma... Ahora no podría hacerlo, tengo una fascitis dolorosa y no puedo correr. Ya me han advertido que es algo degenerativo y que no se cura.

Yo también me enrollo. Voy al cine menos de lo que debiera. En DC sólo hay dos salas multicines, una de ella de tipo "Art House" (es decir, que ponen las de los Cohen y las de Soderbergh que no son con George Clooney). Los suburbios tienen multicines pero ni nos acercamos, claro. Sólo se proyecta cine americano. Bueno, alguna británica, como la nueva del director de Notting Hill, que aquí promocionan como una "Feel good" movie.

Tu análisis sobre por qué pienso que la TV vive una edad de oro es correcto. Somos los de mediana edad los que vemos TV, los jóvenes se limitan a la pantalla de la "Play" o equivalente. Yo nunca llegué a los vídeojuegos, salvo Pacman y Tetris. No los comprendo, soy demasiado mayor. Por cierto, mi próxima entrada será sobre TV...

Siempre pensé que te habías denominado Stanwyck por Double Indemnity, debería haber sabido que eres mucho más sensible que todo eso.

Tenemos que quedar a ver "Surcos" juntos.

Y hoy firmo como Myra. La ardilla que se joda.

Stanwyck dijo...

Hola, Myra.

Será la intermitencia o que tú me lees con buenos ojos, que también.

En los cines Regio, vi "Marcelino Pan y Vino" y "Las Edades de Lulú". No en el mismo programa doble, sin embargo -eso hubiese sido un punto. Yo también iba a ese cine al volver de la misma Facultad. Vivía cerca.

Siento lo de tu fascitis. Podrás hacer otras cosas, ¿no?

Yo tampoco iría a los suburbios, pero sí al "downtown", Petula.

Vemos "Surcos" cuando quieras.

Bárbara Stanwyck tiene una carrera fabulosa. Fue capaz de hacer de todo. "Double Indemnity" me gusta mucho, pero no me veo rubia.

senses and nonsenses dijo...

El cine es la afición de los chicos solitarios. es un beun título para un film, o para un blog.
otro devoto de Mrs. Stanwyck.
mataría por volver a ver Stella Dallas, pero ver a la Phylis de Double indemnity en pantalla grande fue sublime, o Imitación a la vida, o gloria swanson apartando el micrófono en Sunset Boulevard, que te sientes casi como mia farrow en La rosa púrpura.....
yo he tenido unos años que he ido muy poco, y sin embargo he vuelto a las salas (será que otra vez estoy "solitario"). mi ciudad tpc da para muchas alegrías, cada vez tenemos menos cines...
en fin, perdona por el comentario tan largo en mi primera visita.
otro día hablamos de Las Fellini.

un abrazo.

Stanwyck dijo...

Te perdono, sense or nonsense, pero no creo que haya nada que perdonar. ¡Todo lo contrario: gracias por comentar!

A mi me encantaría ser Mia Farrow en "La Rosa Púrpura del Cairo".

De Las Fellini, hablamos cuando quieras, aunque me temo que estoy algo fuera de onda: hace mucho que no las veo. No actúan en mi ciudad.

Anónimo dijo...

Me ha encantado esta entrada. He empezado mil veces el comentario, diciendo, como diría Aznar, lo mucho que "me ha gustado, me gusta y me gustará" el cine, pero me quedaba cursi y pedorro. No soy chico ni solitario; es más, lá época en la que más he ido al cine creo que ha sido la menos solitaria y más sociable de mi vida. Así que, al menos para mí, el cine es también para las chicas no solitarias.

Además de todos los cines que habéis dicho (los míos eran el Infantas y al Bogart para las pelis antiguas, el Alphaville para las modennas), yo iba también al Bellas Artes, previo paseíto por El Retiro. No es la mejor película que vi allí, pero mi principal recuerdo de ese cine es La senda tenebrosa, la primera q rodaron Bogart-Bacall; la vi sola, pero justo después había quedado con alguien que me gustaba, y me pasé toda la película con unos nervios horribles.

Creo que ir al cine va esencialmente unido al tiempo libre, y normalmente uno nunca tiene tanto tiempo libre y tanta libertad para gastarlo en lo que le dé la gana como cuando está en los últimos años del colegio o en la facultad. Tal vez por eso muchos asociamos ir frecuentemente al cine con esos años.

A mí no me ha dejado de gustar el cine, pero hace tiempo que he dejado de tener tiempo libre (gran y principal defecto de mi vida). Así que ahora veo esas pelis en DVD, por la noche, y acostándome prontito.

Y ahora lo mejor. Ayer mismo vi "El extraño amor de Martha Ivers": pensé en Stanwyck y en preguntarle por cuál de las pelis de la sin par Barbara le había inspirado para ponerse el nombre... Pensé en Perdición, Stella Dallas o Las tres noches de Eva, q me encanta.
Y menos de 24 horas después, sin habérselo preguntado, tengo la respuesta. ¿Es o no es LIconexión?
Notorious

Stanwyck dijo...

Spooky.
Me encanta que te haya gustado la entrada. Totalmente de acuerdo en que en esa época se tiene más tiempo y, por tanto, se va más al cine. Es una de esas ideas excedentarias: volver a estudiar a tiempo completo.
Todas esas películas que mencionas son estupendas. Preston Sturges era un genio. ¡Qué comedias! Esa que mencionas o "Los viajes de Sullivan."
Tal vez sí que debería escribir de cine.

Perona dijo...

Hola Stanwyck!
Increíble texto que me ha hecho a mí también verme reflejado en tus palabras. Empecé a consumir cine algo tarde, eso sí. Recuerdo que mi primera película en versión original fue Smoke, allá por el año 95. A partir de entonces, la fascinación por el actor expuesto sin artilugios lingüísticos y la necesidad de acompañar mi soledad en un período de bastante confusión, fueron despertando un interés cinematográfico que a veces rozaba lo excesivo. De dos a tres películas por semana y la paga de estudiante mermada. Pero es que la ilusión por algo, es lo que tiene. Infinitos viajes en metro desde Canillejas hasta los Alphaville, Renoir o Ideal y una extensísima colección de tickets que aún conservo en Madrid. Sin embargo, es cierto que ya no es lo mismo. Ahora me he vuelto mucho más indolente. De hecho, jamás he ido solo al cine en los cuatro años que llevo viviendo en Bruselas. Es una actividad que ahora prefiero compartir. Y la disfruto, aunque le falten los ingredientes de sus inicios, esos que hacían que me escapara de todo para dejar que me sorprendieran durante un par de horas.
Por cierto, yo fui la leydelsilencio durante muchísimo tiempo. Bauticé mi e-mail en honor a la peli de Kazan, provocando extrañeza e interés a partes iguales. Dejé de utilizarlo por X motivos.

Guardo un recuerdo especial de la vez que fuimos juntos al cine. Madrid, cines Ideal, Caché de Haneke…
Besos.

Perona

Squirrel dijo...

La fascitis fastidia sobre todo al levantarme. Pongo el pie derecho en el suelo y veo las estrellas, luego se calienta el pie y no pasa nada, aunque es molesto. Pero sigo yendo al gym, por supuesto, y corro en cinta aunque me dedico más a la elíptica. Y voy andando a todas partes. Lo mejor en estos casos es nadar, que ya sabes que es lo que más me gusta pero, para mi desgracia, es lo más difícil de hacer en esta ciudad salvo que vivas en los suburbios donde hay unas piscinas públicas, todas gratis, QTC. Como vivo en el centro y no tengo (ni pienso, de momento) coche, me jodo.

Las Edades de Lulú (coño, había escrito Lulé) la vi en la TV, fíjate.

Stanwyck dijo...

Perona, tu comentario tiene mucha miga, que no me da aquí para desmenuzar.
Qué bien que comentes, para empezar. Me da que al recibir un mensaje de "laleydelsilencio@correo.com", unos pocos pillarían la conexión cinéfila; a unos menos, les pondría la referencia al Marlon Brando tan morboso de entonces; pero la mayoría se sorprendería e incluso asustaría. Luego estarían los que preguntarían de qué hay que callarse.
Se ve que el cine es la afición de los chicos solitarios y de las chicas muy sociables con mucho tiempo libre. No me extraña que terminen combinándose.
Tienes mejor memoria que yo. Por suerte, refrecas la mía al mencionar esa noche.
¿De verdad guardas las entradas de todas esas películas? Yo tiro todo.

Breckendrige, resiste la tentación del coche. Seguro que sí hay alguna piscina cerca. Ya la encontrarás. ¿No hay instalaciones deportivas en tu trabajo? ¿Ejercicios para controlar las fiscitis?
"Las Edades de Lulé" mucho mejor que las de Lulú, dónde va a parar. Vas a tener que escribirla, eso sí.

Squirrel dijo...

Pobrecita mía...