Escribo para mi mismo. Porque he descubierto el placer de releer las entradas para recordar mejor lo que vi y sentí. Escribo para relatarme mi vida a mi mismo. Esto supone que, como si fuera un papel pintado mal encolado a la pared, lo que aquí relato se despega ocasionalmente de lo realmente vivido y forma burbujas, con las que se adapta esa realidad a la lógica del relato, más que al caos ilógico y nunca lineal de la vida vivida. Por eso, en consecuencia, transformo los hechos en un relato y a quien menciono, y a mi mismo, en personajes de un pliegue de la realidad, sin por ello dejar de ser sincero.


viernes, 24 de octubre de 2008

Tiro En La Cabeza

Ayer fui al cine a ver "Tiro En La Cabeza". Me gustó bastante.

La ponían, dentro del Festival de Cine de Londres, en un cine en Brixton, uno de los dos barrios tradicionalmente negros de Londres -el otro era Notting Hill, pero su aburguesamiento en los últimos 10 años ha terminado por expulsar a una gran parte de los afro-caribeños. Brixton está demasiado al sur del Támesis, por lo que sigue siendo mayoritariamente negro y de clase baja. Eso sí, dentro del cine, casi todo el mundo era blanco, de clase media y, porque la proyección de la película coincidía con un acto de Amnistía Internacional en favor de los "3 de Angola", engagé. Como decía Haro-Teglen (padre), el racismo es un problema socio-económico, de clases sociales.

La película es buena. Exigen atención y obliga a buscar una lógica a la acción. A estas altura, creo que casi todo el mundo sabe que la película está rodada a distancia y con sonido ambiente, pero sin que se llegue a oír las conversaciones de los personajes. Es decir, no hay un relato -nadie cuenta una historia-, sino que se muestra la historia y el relato, en su caso, tiene que construirlo el espectador. Es como ver a los vecinos de la casa de enfrente o a gente comiendo en un restaurante e intentar adivinar qué está pasando.

El ritmo es pausado, pero lo tiene, y bajo la superficie de la realidad "sin tratamiento" que muestra -gente andando por la calle, esperando un tren, etc.- hay mucha elaboración técnica. Parece casual, pero no lo es.

Por lo que sé, algunos han criticado la película porque "humaniza" a los terroristas. Es cierto que, durante casi una hora, vemos al protagonista hacer su vida [inciso: da la sensación que en España la gente se pasa el día comiendo, bebiendo y fumando], hasta que llega la escena del asesinato, que mostrada sin artificio -aunque lo hay-, es como un directo a la barbilla. Es un poco como uno de esos partidos de béisbol dominados por los lanzadores, en los que, aparentemente, "no pasa nada", hasta que un bateador hace un jonrón (vuelacercas, cuadrangular). Desde ese momento, creo yo, queda en evidencia el cortocircuito en el que viven los terroristas y que su vida es anormal.

Hay otra cosa que la película pone en evidencia (volviendo al Marxismo): el protagonista no hace ningún trabajo productivo, sino que "mata el tiempo" y, hay que deducir, es mantenido por su organización. Desde ese punto de vista, es como un parásito.

Evidentemente, a pesar de mis excéntricas ideas sobre el llamado "conflicto vasco", la descentralización autonómica, la nación y las lenguas -no por nada soy un español de ultramar viviendo en Londres-, no tengo ninguna simpatía por los terroristas, lo que hace que vea e interprete la película de una manera determinada. Soy subjetivo y parcial. Además, los actores que hacen de terroristas son un par de españoles de cincuenta años, barrigudos, fofos y descuidados, mientras que los que hacen de los dos Guardias Civiles tienen su punto -y yo tengo mis gustos.

He buscado en Youtbe algo para ilustrar esta entrada. Primero, pensé en el trailer de la película, pero no me gusta. Luego, en algún reportaje sobre la película, pero cuentan demasiado. Al final, me he decidido por éste, que tiene el mismo estilo que la película:

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