Escribo para mi mismo. Porque he descubierto el placer de releer las entradas para recordar mejor lo que vi y sentí. Escribo para relatarme mi vida a mi mismo. Esto supone que, como si fuera un papel pintado mal encolado a la pared, lo que aquí relato se despega ocasionalmente de lo realmente vivido y forma burbujas, con las que se adapta esa realidad a la lógica del relato, más que al caos ilógico y nunca lineal de la vida vivida. Por eso, en consecuencia, transformo los hechos en un relato y a quien menciono, y a mi mismo, en personajes de un pliegue de la realidad, sin por ello dejar de ser sincero.


jueves, 13 de junio de 2013

Port-Vila

Me fui de Vanuatu el día 11, después de dos días en Port-Vila, con un regusto de fracaso en la boca. Santo es un vago recuerdo y, aunque he aceptado la fatalidad, no termino de sacarme de la cabeza la fallida expedición en Ambryn.
Estos días no he tenido ganas de hacer mucho. No tengo mucho que contar. No encontré nada que me inspirara lo suficiente como para organizar un exploración de la isla de Efate. No es que no haya cosas que ver o hacer, aunque muchas tienen pinta de estar diseñadas para los pasajeros de los cruceros que atracan en el puerto de Vila, sino que nada me he llamado la atención. 
Me he dedicado a descansar, a ver cosas en Vila (el Museo Nacional, combina una colección de animales disecados y caracoles y bivalvos, con otra de trajes, máscaras y esculturas). 
Fui a la playa, como conté en la anterior entrada.
Di algún paseo por Vila (otra muestra de mi voluntarismo). Sorprendente la obsesión que tienen con Bob Marley y Jamaica.
Conocí a algunos australianos instalados aquí más o menos permanentemente. Son la comunidad extranjera más numerosa, seguidos de los chinos, que dominan el comercio. También hay algún francés.
Me voy a Samoa. Abro un nuevo capítulo.
En el aeropuerto de Port-Vila, mientras espero a embarcar, me sacan del mal humor Fangoria (http://www.rtve.es/alacarta/videos/musica-en-el-archivo-de-rtve/fangoria-dios-odia-cobardes-1995/908907/) y Galdós (capítulo XI de "La Fontana de Oro", en el que se burla del teatro neoclásico; la novela trata del fin del Trienio Liberal: algunos de los polvos del lodazal actual). 









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